La gestación y el crecimiento de los grupos políticos de choque en el sector de salud pública es un mal que se han expandido como un cáncer de pronóstico reservado.

Es despreciable que colectivos partidistas se hayan dado a la tarea de generar el caos en la red hospitalaria y en los centros de salud, simplemente porque no están de acuerdo con los criterios tomados en cuenta para el nombramiento de funcionarios en la estructura sanitaria estatal.

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Estos grupos pretenden suplantar las atribuciones del ministro José Manuel Matheu para administrar la cartera ministerial de Salud, con el pretexto de que son militantes del partido que resultó el triunfador en los comicios de noviembre de 2021 y que, como derivación, tienen derecho a postular los cargos en diversos niveles de mando gubernamental.

A la sombra de esa incomprensible explicación, es que agrupaciones sectarias y, de paso, confrontadas entre sí, han creado anarquía y, con ello, han puesto en  fragilidad el derecho a la salud de la población y en entredicho el principio de autoridad en el sector sanitario.

El asalto ocurrido hace un par de días en el Hospital Escuela, donde un grupo de dirigentes políticos presionaron por la separación de las autoridades del establecimiento, es una triste manifestación de puro sectarismo.

Los brotes de esta naturaleza han venido a mayor intensidad. En el Instituto Cardiopulmonar, la conformación de la estructura de recursos humanos ha dado paso a un caos, mientras en el Hospital del Sur, con sede en Choluteca, las tomas son causadas por la falta de entendimiento de los diputados a quienes se ha dado facultad de intervenir en la distribución de plazas.

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No puede ser que el sector salud esté a merced de grupúsculos de políticos que quieren manejar "la cosa pública" a su antojo. ¿No elegimos los ciudadanos a nuestras autoridades para que, por depósito del poder, administrasen el Estado de Honduras?

Nunca antes habíamos sido testigos de semejante expresión de  ingobernabilidad en uno de los terrenos más sensibles como es el respeto al derecho del pueblo a la salud.

¿Es todo esto una estratagema para desestabilizar y forzar la caída del ministro Matheu, como han dejado traslucir líderes sindicales? Como sea que fuere, hay que recuperar el orden en la gestión del engranaje sanitario.

Porque si no es así, el nombramiento de puestos de dirección, la contratación de personal especializado, la compra y distribución de medicamentos, el manejo de los recursos humanos, el abordaje de las emergencias y, en general, todo lo relativo a la salud del pueblo hondureño se dejará en manos de los anarquistas. ¡Sencillamente inaceptable!

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