Cortés, Francisco Morazán y Olancho son los tres departamentos que conforman el mapa de la inseguridad para las mujeres, en lo que va del año, donde la violencia no para y los reportes oficiales indican que la escalada lejos de disminuir, sigue un imparable ascenso. Un total de 149 muertes violentas de mujeres se registran al 30 de junio en este país centroamericano.

La muerte violenta de mujeres se ha convertido en una pandemia que concentra sus epicentros en tres departamentos que también son parte de los territorios de la inseguridad y la violencia en Honduras. Datos de las organizaciones de mujeres, así como sondeos de opinión señalan que la ciudadanía percibe que la violencia contra las féminas es uno de los principales retos del actual gobierno en el cumplimiento de su agenda de derechos humanos.

También que se debe trabajar a fondo en políticas públicas con enfoque de género en donde los crímenes contra las mujeres no sean vistos por la sociedad “por culpa de ellas mismas”, como estiman los consultados en el más reciente estudio de percepción de los jesuitas. ¿Por qué cree que se están matando a las mujeres?, se les pregunta. La respuesta fue: Por el machismo, celos (32.9%), por culpa de ellas mismas (30%), Extorsión/impuesto de guerra (8.3%), ausencia del Estado (7.6%), el resto no sabe, no respondió o cree que es otro motivo.

Los meses de enero, marzo y abril se reportan con las cifras de más muertes violentas en 2022, de acuerdo al Centro de Estudios de la Mujer en Honduras (CEM-H), la mayoría ocurridos en Cortés, Francisco Morazán y Olancho. Pero le siguen Comayagua, Santa Bárbara, Yoro, Choluteca y Atlántida. Ello en relación a los crímenes o femicidios, pero en materia de violencia doméstica, Francisco Morazán encabeza las estadísticas, y si de maltrato familiar se trata, Cortés ocupa el primer lugar, seguido de Francisco Morazán.

La violencia contra las mujeres en todas sus formas, sigue siendo una agenda pendiente para los gobiernos, y en este, el desafío de dar respuestas se centra en la promesa presidencial de la mandataria Xiomara Castro que en su discurso de asunción dijo que las féminas serían prioridad, pero igual las siguen matando, igual se mantienen las cifras de impunidad frente a los pocos avances de investigación.

Las organizaciones de mujeres, sienten que estas promesas se están cumpliendo, a medias. Los tres departamentos que marcan en rojo el mapa de la inseguridad para las mujeres son un punto de partida para focalizar estrategias de seguridad que contribuyan a prevenir el delito y proporcionar mayor seguridad a los hondureños.

Esa concepción que las mujeres las matan “porque se lo buscan” debe empezar a ser desmitificada y desmontada del imaginario colectivo, debe salir de las narrativas oficiales el discurso justificador para evadir la responsabilidad de investigar a fondo. No las matan “por su culpa”, ni porque “ellas lo buscan”, las matan porque existe un patrón de impunidad que protege al agresor. Eso debe terminar.