El 2024 inició con diversas banderas en el país, la política, el luto por el empleo, el precio de la canasta básica, los reacomodos en el gabinete de gobierno, las precandidaturas presidenciales, entre otros hechos de interés público que se esparcen como pólvora en las agendas informativas, cuyas redacciones recogen y registran esa otra bandera que intenta establecerse de forma permanente en el país: la de la muerte violenta de mujeres y la impunidad.

Esa otra bandera ondea con fuerza este año con los primeros asesinatos de mujeres, casi uno diario, muchos de ellos a manos de su pareja, otros ejecutados por desconocidos con el hilo común de la saña y la barbarie.

Las víctimas son en mayoría mujeres jóvenes e incluso niñas, recordándonos esas historias de los abusos y violencias que viven en silencio nuestras mujeres de tierra adentro. Una de cada dos mujeres de 15 años o más ha experimentado algún tipo de violencia en Honduras, revela la más reciente encuesta hecha por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

LEA: Contrarrestando la desinformación

La violencia contra las mujeres cerró el 2023 con más de 300 asesinatos según los organismos humanitarios y de mujeres, quienes siguen buscando respuestas para derribar los muros de impunidad que rodean esos femicidios. Luchan porque se respete la bandera de la vida.

La ola imparable de femicidios ha llevado al país a ubicarse entre las cinco naciones del mundo donde más matan mujeres, y algunas organizaciones no descartan abordar instancias internacionales para que un equipo de expertos llegue al país e investigue los crímenes contra las féminas y las adolescentes.

LEA: Tendencias preocupantes

El número de muertes, las escasas capturas y la ausencia de políticas efectivas que contrarresten esta epidemia homicida contra las mujeres no debe ser la tendencia de las políticas públicas este 2024, es tiempo de dar un giro de timón y evitar que esa bandera de la impunidad se normalice de tal forma como sucede con la violencia en general.

Las cifras del INE indican que la población joven del país de 15 años o más es de 6,7 millones de personas, de las que 3,4 millones son mujeres, y son esas mujeres las que están ocupando las portadas de los medios y encabezando las historias de las redes sociales no por sus éxitos o la reivindicación de derechos, sino porque las están asesinando con un nivel de odio y violencia que genera escalofríos.

Muchas de esas mujeres son también las que inician el éxodo de la migración huyendo de la violencia y de la falta de oportunidades. Nueve de cada diez mujeres hondureñas víctimas de la violencia manifiestan que no la denuncian porque la “consideran normal” o se trató de “algo que no tiene importancia”.

Enero reviste de importancia por ser el Mes de la Mujer hondureña, se cumplirán dos años de gobierno de la primera mujer presidenta del país, y se espera que como anunció en su discurso de toma de posesión, las mujeres sean el centro de las políticas públicas y no la periferia como ha sido la tendencia. Es hora de izar esa otra bandera.

LEA: La confianza, el camino hacia la prosperidad en Honduras