Resulta oportuno a estas alturas del año hacer una reflexión sobre la coyuntura actual y las expectativas macroeconómicas que podemos tener para el 2023.

Iniciando con uno de los temas más relevantes, la inflación, esta finalizará el año siendo considerablemente alta en general en toda la región de Centroamérica y República Dominicana (CARD), en torno a un 8-9% en promedio, aunque es importante mencionar que se ha observado a través del año una tendencia a su desaceleración en la mayoría de los países.

A esto se le suma la ralentización registrada en la actividad productiva, que al cerrar el año en curso posiblemente se situé entorno a un crecimiento del PIB regional de 4% interanual (10.2% en 2021).

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Es relevante también considerar el contexto externo, que se mantiene con un nivel de incertidumbre importante, volviéndose más hostil en términos de costo de financiamiento, pero que aún así es posible destacar algunos aspectos positivos, tal es el caso del flujo de inversión extranjera directa que sigue en un proceso de normalización a partir de los efectos de la pandemia, registrando un monto acumulado al segundo trimestre 2022 de más de $5,600 millones en la región CARD, aunque con comportamientos disímiles entre los países que han tenido mayor capacidad de atracción versus aquellos que están teniendo merma en este tipo de flujos financieros.

También se destaca un desempeño positivo de las remesas que han acumulado a septiembre en la región CARD un saldo de $35,061.9 millones, siendo nuevamente un elemento fundamental para mantener el dinamismo en varias economías, en especial las del triángulo norte.

Finalmente, los resultados fiscales obtenidos, por lo menos hasta septiembre 2022, han sido positivos en todos los países de la región, se han reducido los déficits fiscales, inclusive algunos países están registrando superávits a nivel de Gobierno central como es el caso de Honduras (1.8% de PIB) y Nicaragua (3.3% del PIB), teniendo como resultado una desaceleración del ritmo de acumulación de deuda pública, reduciendo así las expectativas de riesgos de las finanzas públicas en la mayoría de los países CARD.

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¿Qué se espera para el año 2023 en cuanto a desempeño macroeconómico? siguiendo el orden de los indicadores que se expusieron en el párrafo anterior, en cuanto a inflación teniendo en cuenta el comportamiento de los agregados monetarios, la dinámica general externa e interna de los precios, y posiblemente las presiones por aumentos salariales, se esperaría que aún persista la tendencia hacia la desaceleración de este indicador, aunque se mantendría por encima del 5% en promedio en la región posiblemente durante todo el año, aunque es importante destacar a República Dominicana y Costa Rica debido a que estarán cerca de alcanzar inflaciones más consistentes con sus metas de política monetaria al finalizar el 2023.

Respecto a la actividad productiva, se espera que la ralentización siga manifestándose, con un crecimiento del PIB regional de alrededor del 3.5% (4.0% para 2022),  con sus respectivas repercusiones en el mercado laboral, donde posiblemente tienda a aumentar el desempleo.

En cuanto al sector externo, se espera que los déficits comerciales se mantengan en un nivel relativamente alto en los países de la región, compensado en alguna medida por el flujo de remesas que seguirán creciendo a una tasa alrededor del 10%.

También se destaca la oportunidad que tiene la región CARD con el “nearshoring” (relocalización de inversiones de EUA desde Asia a América) , en el sentido de atraer mayores flujos de inversión extranjera directa, aunque esto dependerá de que los gobiernos de los países puedan mejorar sus condiciones fiscales, laborales, capacidad productiva y la adopción de nuevas tecnologías.

Se espera que de igual forma que las autoridades gubernamentales mantengan políticas fiscales prudentes frente a las restricciones de financiamiento externo que han surgido debido al ajuste de tasas a nivel internacional, lo que implica mantener bajo control el saldo deuda PIB y aplacar aún más los riesgos fiscales.

En resumen, el 2023 será un año de moderación de precios, pero también de ralentización de la actividad productiva, con algunas oportunidades para los países centroamericanos para posicionarse como destinos de inversión extranjera directa. La pregunta que surge ahora es ¿se aprovecharán estas pequeñas oportunidades?

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